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Facundo Fierro firma blog

LAURISILVA 4

  • fierrogestion
  • 8 abr 2014
  • 1 Min. de lectura

Aquí ya empiezo a elevarme hacia el mundo de las pisadas para arriba.

Las raíces se afianzan y los troncos se elevan. Pero es la luz la que me importa. Una luz infrecuente en estos montes, regularmente envueltos en la bruma de la que viven. El sol está rompiendo su ambiente, como yo rompo con mis criterios.

Las manchas claras sobre los fondos verdes, como destellos de luz filtrada entre las hojas semejan pinceladas lanzadas al vuelo como el confeti en una fiesta. Esas manchas flotan como ingrávidas en todas las dimensiones que transmiten las gradaciones de color, sin importarme si están en primer o segundo plano.

El espacio se compone solo, pues ni me preocupa mientras mancho. Luego, lo observo y parece que está avanzando.

Veamos el cuarto. Me encanta la anarquía de los troncos en una torpe búsqueda de las alturas. Se retuercen, rectifican, ahora suben, luego gravitan y se doblan, giran y vuelven a intentar ascender, sirviendo de asiento a los líquenes y musgos que manchan su corteza desaliñada.

Me gusta ese caos. Es lo que más identifica a este vestigio de bosque.

Aquí me empeño en sacarlos del recinto del cuadro… y a veces creo que lo estoy logrando.


 
 
 

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